Ugly, cuando la verdad duele [Análisis]

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¿Sabéis cuando se dice eso de “Entra a este juego sin saber nada, qué será mejor»? Pues cuando te toca analizar un juego que encaja en esta descripción, estás entre la espada y la pared. Así que si conoces Ugly y te llama la atención, déjame pararte aquí mismo. Cierra este análisis, cómpralo, instálalo y ponte a jugarlo, porque merece la pena entrar sabiendo poco. Eso sí, una vez lo completes si vuelves y terminas de leer este análisis pues se agradece, que las visitas son difíciles y tampoco debería echar a mi reducida audiencia.

Team Ugly es un pequeño equipo independiente de Barcelona formado por tan solo cuatro miembros. Como podéis suponer por la coincidencia entre su nombre y el título del juego, Ugly es su primer proyecto juntos. Normalmente, por mucha experiencia previa que pueda tener un equipo, esperas que su primer producto tenga varias aristas. Y es por eso precisamente que sigo sin entender como ha salido un juego tan redondo tanto a nivel narrativo como jugable.

Una mala resaca

Nuestro protagonista se levanta en una cama rodeado de botellas de alcohol. No recuerda nada, pero se fuerza a levantarse para recorrer los antiguos pasillos de este lugar. Todo esta destruido, y no hay un solo alma que recorra los pasillos de esta mansión. No tardaremos en encontrar lo que parece ser el fragmento de un espejo, que nos permite invocar a nuestro propio reflejo y cambiar posición con él.

Con el uso de este fragmento deberemos recorrer la mansión recuperando llaves de cada habitación que encontremos. Mientras tanto, podremos coleccionar fragmentos de nuestra memoria a través de pequeñas escenas.  

No quiero hablar mucho de la historia, porque considero que cualquier cosa que diga podría emponzoñar la experiencia de vivirlo por uno mismo. Aún así, esto es un análisis, así que hay que analizar.

La historia de Ugly juega muy bien las cartas. No trata al jugador por tonto en ningún momento, y de hecho confía en su curiosidad innata para que busque estos recuerdos y quiera saber más sobre el pasado de nuestro protagonista. La única pieza de lore que nos proporciona el juego de forma obligatoria es en la pelea contra los jefes, todas llenas de un fuerte simbolismo. 

Aunque el pasado sea feo, ahí están las respuestas que buscamos

Hay juegos independientes que aunque quieren contar una historia muy profunda, me terminan dejando un sabor a veces algo agridulce. Juegan mucho con metáforas tan obvias que ya conoces el final con tan solo jugar una hora. En cambio aquí me ha sorprendido constantemente, en especial con su final. Ugly es un juego deliciosamente amargo, y aprovecha esto de forma constante.

La magia del oįɘqƨɘ

No puedo, o mejor dicho no quiero, hablaros mucho de la historia de Ugly. Pero dejad que compense esto hablando largo y tendido sobre la parte jugable, porque hay también mucho que comentar.

Ugly es un plataformas de puzzles cuya mecánica principal, como ya he mencionado, es el uso de un fragmento de espejo que nos permite intercambiar de posición con nuestro reflejo. Cuando digo mecánica principal, me refiero a la única mecánica jugable característica, porque Ugly lleva el concepto de “pulir una idea a la perfección” lo más lejos posible.

Me parece muy llamativo cómo se explota una mecánica como esta para crear diferentes mundos, donde cada uno explora una forma diferente de usar los reflejos. Nos encontramos con una parte de la mansión que nos obliga a usar las físicas y acelerar de forma irrefrenable, por ejemplo. Otros mundos también introducen ciertos elementos en los reflejos, haciendo que cambie completamente nuestro hilo de pensamiento.

En este «mundo» por ejemplo, la clave esta en desincronizar nuestros movimientos a través del uso de las plataformas azules, que solo afectan al reflejo

Ahora que escribo estas palabras me doy cuenta que Ugly sigue la misma filosofía de diseño que Portal. Se limita a introducir nuevos elementos para interactuar con la mecánica principal, permitiendo que el jugador experimente de forma constante. Y si precisamente Portal tiene su merecida fama hoy en día, es porque esta metodología funciona muy bien.

Es realmente divertido jugar Ugly, aunque solo te centres en su apartado mecánico. Cada vez que das con una solución sientes esa satisfacción procedente de haber averiguado una forma nueva de interactuar con tu reflejo. Incluso cuando te atascas sientes ganas de seguir experimentando, sabiendo que estás muy cerca de la solución.

Estos niveles tienen su culmen en las peleas contra jefes, donde se lleva la gimmick del mundo al extremo para ponernos a prueba. Con algunos juegos sientes que estos desafíos, que deberían ser ese examen para ver si has aprendido todo lo que te ha estado enseñando el juego, tienen una gran desconexión precisamente con lo que has hecho hasta el momento. En Ugly estos enfrentamientos se sienten como la culminación de los anteriores niveles, donde te sientes realizado por haber aprendido a adaptarte a las condiciones que se te imponen.

Microrrelatos como diseño de niveles

Los metroidvania están de moda. Mapas enormes en dos dimensiones con numerosas rutas posibles, que todo el mundo esté conectado y que recorrer el mapa de forma continuada sea necesario para avanzar.

Por suerte Ugly no es un metroidvania. Al contrario, divide sus niveles en pequeños fragmentos, habitaciones para ser más precisos, como ya he dicho antes. Además cada “mundo” esta encerrado tras una cerradura, por lo que solo podremos acceder a uno cada vez, ya que la llave para desbloquearla la guarda otro de estos lugares. Este ritmo sienta genial a Ugly, porque divide en trozos muy pequeños los retos al jugador, para que pueda enfrentarse a ellos uno a la vez.

Los niveles, si conoces la solución, se resuelven en un respiro. Normalmente suelen ser de una pantalla de extensión, en ocasiones de varias pero nunca llega a un punto que pueda llegar a confundir. No existe la desorientación en ningún momento, por lo que te puedes centrar en resolver los puzzles.

Llegar hasta cada nivel es también su propio puzle

Estas habitaciones además, ofrecen pequeñas historias de la vida de nuestro protagonista. Tanto la narrativa ambiental del escenario, como los recuerdos que podemos desbloquear, nos contarán pequeñas historias en cada uno de sus niveles.

Esto también se aplica al HUB de los niveles. No accederemos a estos sin más, si no que para llegar a ellos tendremos que superar pequeños obstáculos. Así Ugly no solo introduce la forma en la que vas a tener que manejar a tu reflejo durante este mundo, si no que también te propone pequeños retos que hacen la transición de un nivel a otro algo entretenido.

El oįɘlʇɘɿ de una vida mejor

Ugly es una de esas joyas que espero que no permanezcan ocultas demasiado tiempo. Es divertido, es triste y te engancha desde sus primeros niveles.

Son juegos como Ugly que me recuerdan como un título es capaz de hacerte sentir tantas emociones gracias a la mezcla de su narrativa e historia. Cuando lo piensas, sus entretenidos puzles y su trágica historia quizás no casen muy bien, pero para eso existe el gran trabajo artístico de fondo. Esto es gracias su ambientación, que es simplemente sobresaliente. Tanto arte como sonido unen fuerzas para que nunca olvides que, pese a que te lo estés pasando bien en sus rompecabezas, estás ante una historia oscura. 

Ugly es deliciosamente amargo

Tanto si eres fan de una buena historia como de un juego de puzzles al estilo Portal, con Ugly encontrarás una experiencia de lo más satisfactoria. Un videojuego español de categoría.

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